Las operaciones militares no respetan el derecho internacional, ponen en peligro la acción humanitaria y empeoran la situación social. Son algunas de las razones del centro Delàs para cuestionar la implicación extranjera en Afganistán.
“La obsesión occidental en Afganistán no se ha visto reflejada en una mejora de las condiciones de vida de la población local y las tendencias hacen temer unas consecuencias tan desastrosas como las que sufrimos hace dos décadas, previas a la intervención militar iniciada el 7 de octubre de 2001.” Así de claro habla el Centro de Estudios por la Paz Josep Maria Delàs de Justícia i Pau, que acaba de publicar Alianza de Barbaries: Afganistán 2001-2008: 10 razones para cuestionar (y repensar) la implicación extranjera. Algunos de estos diez motivos son:
* La operación militar Libertad Duradera legitimada por la OTAN y la ISAF es contraria al derecho internacional.
* La contribución internacional en Afganistán –también la española- está militarizada y no busca mejorar las necesidades básicas de la población.
* La violencia y la inseguridad han aumentado.
* Occidente ha legitimado a personas que deberían ser juzgadas.
* La intervención militar pone en peligro la acción humanitaria tradicional.
Se trata, afirman desde el centro Delàs, de diez argumentos que “nos hacen creer en la necesidad de la retirada de los soldados españoles y el replanteamiento de la política exterior española hacia Afganistán”.
“España debería retirar sus tropas de Afganistán, pero no olvidarse de ese país”, concluye el informe, que advierte que de los fondos ofrecidos para la reconstrucción “Madrid sólo ha satisfecho el 10% de la ayuda prometida”.
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