En el momento actual, una nueva carrera de armamentos ha sido desatada por los Estados Unidos, quienes utilizan la guerra desde hace tiempo como motor de su economía nacional. En los últimos meses este país ha firmado con la República Checa un acuerdo para la instalación de un escudo antimisiles en su territorio. Europa no ha puesto ninguna objeción a esta nueva escalada armamentista dentro de sus confines y parece estar interesada en lucrarse de los negocios bélicos de los americanos. Y al resto de naciones le está atenazando el miedo y está comenzando a armarse hasta los dientes. Cualquier accidente puede ser fatal y hoy variados grupúsculos y facciones pueden conseguir sin excesiva dificultad pequeñas armas nucleares que podrían desencadenar una conflagración de fatales consecuencias. La práctica de la violencia física es cada vez más frecuente y desbordada, tanto por parte de los grupos terroristas como por parte de los Estados “democráticos” más poderosos.
Es de extrema importancia detener este afán bélico enloquecido que nos está llevando a fabricar más y más despiadadas armas nucleares y convencionales. A invertir más en presupuestos de armamento, ejércitos y seguridad en general, cuando el empobrecimiento de la población mundial es cada vez más grande y cuando se cierne sobre nuestro horizonte una grave crisis de alimentos, de agua potable y de recursos naturales.Para frenar esta peligrosísima espiral de violencia, la organización Mundo Sin Guerras está poniendo en marcha una gran MARCHA MUNDIAL POR LA PAZ Y LA NO VIOLENCIA, que transitará por más de 120 países de todo nuestro Planeta, comenzando el 2 de octubre de 2009 en Nueva Zelanda, continuando por diferentes naciones de Asia y Europa, luego siguiendo hacia África y pasando a América del Norte, para, finalmente, concluir en enero de 2010 en los Andes, en América Latina. En España, un sinfín de entidades defensoras de los derechos humanos, la no-violencia y la justicia social han adherido a tal marcha. Nuestra propia asociación, CULTURAS UNIDAS, quiere contribuir a este esperanzador evento, constituyendo ámbitos humanos donde aprender a desmontar la bomba interna que todos llevamos dentro, donde profundizar en las mejores cualidades y valores de las personas y desde donde no sólo impulsar esta Marcha Mundial por la Paz y la No-violencia, sino también motorizar un vasto movimiento social no-violento que oriente nuestra nación, nuestro continente y nuestro Planeta en otra dirección, una dirección más adecuada para la armonía y la convivencia sociales y para la evolución feliz de nuestra especie.
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